¿Cómo solucionar los conflictos en el aula?
Supongamos el hipotético conflicto en el que un niño está acosando psicológicamente a otro en el aula de un centro escolar. Ante esto, un docente no debe quedarse indiferente, debe afrontar el conflicto y encarar la situación pero, ¿Cómo?
Existen diferentes medidas para minimizar y/o desactivar las consecuencias de este desacuerdo, como son las que nos ofrece Xesús Jares en su ponencia, en la que nos explica la posible resolución en el aula por medio del valor de la convivencia:
- Idea de crear grupo: entra en juego la actitud de los profesores, la metodología didáctica, los juegos cooperativos (que faciliten la comunicación y el intercambio), las dinámicas de grupo, la gestión democrática cooperativa (tanto en el aula como en el centro), y las técnicas de resolución de conflictos.
- Disciplina democrática: es necesario aprender hábitos, se debe buscar la confianza, el autoestima, el refuerzo de las relaciones interpersonales. Asimismo, es importante focalizar el problema y no la persona, esto es, "ser duro con el problema pero sensible con las personas" tal y como cita Xesús Jares.
- Normas de clase: abiertas al cambio dependiendo del contexto y las circunstancias.
Bajo mi punto de vista, considero que la clave es ser reflexivo y analizar detalladamente la raíz del conflicto.
Generalmente, los problemas se resuelven con grupos de tutores-mediadores sacando el problema fuera del aula con el objetivo de crear un vínculo con cada uno de los niños partícipes del conflicto. Dicho problema puede estar derivado de sus circunstancias sociales, familiares, afectivas o académicas que deben ser resueltas siguiendo la normativa expuesta en el centro. Resulta conveniente tener en cuenta que, en todo momento, el diálogo es fundamental para resolver el problema. Igualmente, es conveniente que el centro se ponga en contacto con los padres para detectar si el problema se produce desde hace un tiempo.
Por otra parte, es necesario que el alumno asimile que lo que está haciendo es un acto que no procede. Durante este discurso, el docente puede ser enérgico y contundente en las situaciones que así lo requieran y, además, siendo tolerante y sabiendo escuchar las declaraciones de cada uno de los miembros por los que se ha producido el conflicto.
Crecemos y nos desarrollamos a través del conflicto, por ello, es necesario trabajarlo como objetivo en sí mismo y encarar la situación de una forma ligada a la democracia y a los derechos humanos.
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